viernes, 30 de enero de 2015

Adiós a las muñecas…





La prostitución infantil constituye el tercer negocio más lucrativo en el mundo Foto: elsolnews.com

Su complexión pequeña contrasta con los tacones y el vestuario. Un excesivo maquillaje intenta ocultar su inocencia. María ya no sabe de muñecas ni de juegos; ella puede ser ahora una de los 10 millones de niños que hoy se prostituyen en el mundo.
Factores como la pobreza, el abandono, la desintegración familiar, la ignorancia, la adicción a las drogas, los abusos físicos y psicológicos, el secuestro de niños y el crecimiento del mercado del sexo, son algunos detonantes de la prostitución infantil, aseguró la psicóloga cubana Mayra Ordaz.
“Los explotadores sexuales se aprovechan de la docilidad de los niños. Generalmente esta actitud despreciable es condicionada por el deseo de obtener un sentimiento de poder sexual o económico, buscar nuevas experiencias”, comentó.
Según la psicóloga, mientras algunos niños ven a la prostitución como su única opción, otros experimentan sentimientos de vergüenza, culpa y baja autoestima, depresión, al punto que no pocos se refugian en las drogas o se suicidan. “La explotación sexual supone la pérdida de su infancia, su dignidad y, a menudo, de su futuro”, declaró Ordaz.
Los efectos de esta práctica no solo se circunscriben al orden psicológico. Por su parte, la pediatra cubana Liset Corrales señaló que la prostitución atenta contra el desarrollo normal de los infantes, quienes se exponen a cáncer cervical, infecciones renales, embarazos precoces y enfermedades de transmisión sexual.
Sin embargo, deviene una triste realidad el hecho de que cada año, según estadísticas de la Organización de Naciones Unidas (ONU), ingresan a la red de prostitución cerca de un millón de infantes.
Lamentable es también el hecho de que América Latina no permanece al margen de este fenómeno social, de ahí que resulte imposible distinguirlo como un fenómeno ajeno, externo, y que sus causas, manifestaciones y consecuencias se aprecien regularmente en el contexto latinoamericano.
Aunque las cifras no son muy precisas, de acuerdo con reportes de la Organización Internacional del Trabajo (OTI), dentro de los 17 millones de niños -entre cinco y 17 años- que se ven obligados a trabajar para su sustento, dos millones recurren a la prostitución.
En este sentido, encabezan la lista Brasil, donde 500 mil menores son prostituidos y 40 mil se venden por año, y México, con cerca de 400 mil infantes, reflejan datos de la ONU.
Ahora bien, además de la pobreza, el abandono y la desintegración familiar, no puedo evitar preguntarme: ¿qué otros factores condicionan esa decisión en la que se intercambia el cuerpo por lo necesario para vivir? ¿Qué es exactamente lo que impulsa a un niño a renunciar a su inocencia? ¿Tendrán ellos conciencia de lo que están haciendo?
Quizás el auge de este tipo de actividad esté en concordancia con una mentalidad “postmoderna” en la que son permisibles y aceptables el tráfico y la venta de menores, la pornografía infantil y el turismo sexual –y después nos atrevemos a catalogarnos como “seres pensantes” y la “superior” de las especies.
Reportes de las Naciones Unidas indican que cada año son traficados más de 1,2 millones de niños en el mundo, la mayoría de ellos con fines de explotación sexual, mientras otros son utilizados como mano de obra barata o esclavitud.
Si bien el uso de los menores en lo referido a la pornografía es ya de por sí deplorable, la situación se torna más convulsa cuando las estadísticas de la ONU sugieren que más del 30 por ciento de los consumidores de este tipo de obscenidad terminan poniendo en práctica lo que ven en las revistas, fotos o videos.
Con respecto al turismo sexual, esta organización también informa que cada año se producen más de 600 millones de viajes turísticos internacionales. El 20 por ciento de los viajeros reconoce buscar sexo en sus desplazamientos y de ellos el tres por ciento confiesa tendencias pedófilas, lo que supone una cifra superior a los tres millones de personas.
México, Estados Unidos y Canadá son los mayores corredores del turismo sexual, al tiempo que Canadá, Estados Unidos, Alemania e Inglaterra son los países que más “clientes” emiten, expuso René Jiménez, profesor de la Universidad Autónoma de México, en el Foro de Infancia y Violencia celebrado en Valencia.
Más allá de las frías estadísticas, la prostitución infantil se posiciona como el tercer delito más lucrativo en el mundo –con 12 millones ya en 2006, según Jiménez-, situándose solo detrás del tráfico de drogas y de armas.
Aún en tiempos de postmodernidad, la explotación sexual de la niñez constituye una aberrante violación de sus derechos.
Si bien el oficio es tan antiguo como el valor de la mercancía, se hace necesario implementar estrategias a nivel gubernamental que posibiliten a esos millones de niños, como María, retomar el juego con sus muñecas.

jueves, 1 de enero de 2015

La ‘reina de la ciberpornografía’ y su pueblo de abuso infantil

La zona se ha hecho famosa como centro global de explotación sexual de niños, en buena medida debido a Eileen Ontong, de acuerdo con las autoridades. Durante por lo menos siete años, Ontong, a quien los medios locales han apodado “la reina de la ciberpornografía”, abusó de niños frente a una cámara web a cambio de dinero que se le enviaba por servicios de transferencia internacionales, según las policías de Filipinas y de Estados Unidos.


Los investigadores dicen que al menos 35 niños, algunos de apenas cinco años, atravesaron el umbral de la casa de hormigón y madera de Ontong, que está adornado con un crucifijo y una imagen de Jesús, para luego pasar a un set improvisado. Ahí se abusaba de los menores, tenían sexo entre ellos o se les exponía frente a una cámara. Los vecinos no tardaron en ofrecer a sus hijos y establecieron después operaciones similares en sus casas, dice la policía.
La casa Nenita Ontong en Ibabao, ubicada junto a la de su hijo y nuera. (Bloomberg)


“Se convirtió en una industria casera en la zona porque todos veían que Eileen Ontong ganaba dinero”, declaró Abdul Jamal Dimaporo, un agente de la Oficina Nacional de Investigaciones de Filipinas (NBI, por sussiglas en inglés). “Es más fácil ganarse la vida haciendo eso que trabajando. No consideran que lo que hacen sea algo malo”.

La policía estima que Ontong ganó alrededor de 200 mil dólares en el transcurso de los años. Las fotos de niños desnudos se vendían a 50 dólares, los desnudos ante la webcam costaban 100, mientras que el sexo entre niños se cobraba en 500; los niños o sus padres obtenían entre 10 y 18 por cada acto. Los miembros de la familia de Ontong participaban a partir de los 11 años, y su esposo, Wilfredo, se ocupaba de la vigilancia, de acuerdo con la policía.

Los Ontong se encuentran actualmente detenidos a 24 kilómetros de su casa, en el Centro Provincial de Cebu de Detención y Rehabilitación, una cárcel ubicada en una colina que tiene capacidad para mil 400 reclusos pero alberga a dos mil 200.

Acusados de pornografía infantil, abuso de menores y violación de la ley de tráfico de personas del país, los Ontong enfrentan una condena de cadena perpetua, según el NBI. Ellos se han declarado inocentes, indicó el NBI; su abogado defensor no contestó numerosos llamados telefónicos ni mensajes de texto para este reportaje.

PRINCIPAL CIBERDELITO

Lejos de las playas y del mar azul que atraen a los turistas a Filipinas, hace mucho que se explota a los niños. En la actualidad, sin embargo, en lugar de prostituirse en las esquinas o en hoteles y discos, los niños de las familias pobres que viven en asentamientos precarios apartados son utilizados para actos sexuales a través de servicios de pedidos de video online.

“Cuando el dinero fluye con facilidad a través de Internet, surgen nuevas formas de explotar a los niños”, dijo Mark Clookie, ex jefe del Servicio Naval de Investigaciones Criminales, que supervisa las investigaciones de la International Justice Mission, un grupo sin fines de lucro que contribuye al procesamiento de los Ontong.

Hace unos cuatro años, la policía local comenzó a recibir información sobre pornografía infantil en línea que se transmitía en vivo desde Filipinas a clientes del mundo entero. Desde entonces, los actos sexuales de menores se han convertido en el ciberdelito número uno del país.

Si bien una ley de 2009 exige que los proveedores de acceso a Internet instalen software que pueda detectar imágenes y transmisión de pornografía, con frecuencia se la ignora porque las compañías consideran que su acatamiento es demasiado caro, dijo Ronald Aguto, quien está al frente de la unidad de ciberdelitos del NBI.

SALAS PRIVADAS

Hasta 2006, Ontang, quien ahora tiene 36 años, trabajó en una fábrica que producía equipos electrónicos en la ciudad vecina de Lapu Lapu. Wilfredo, de 38 años, transportaba a turistas por zonas balnearias, según la madre de Wilfredo, Nenita Ontong de 56 años.

Luego de que un amigo le enseñara a Eileen a usar computadoras, ésta empezó a frecuentar cafés Internet que ofrecen salas privadas por menos de un dólar por hora, dijo Nenita. Ahí, Eileen chateaba con hombres extranjeros y pronto aprendió lo suficiente para comprar su propia computadora y contratar una conexión de alta velocidad para empezar a trabajar en su casa. Varias veces a la semana, Eileen viajaba a locales de transferencia de dinero de Lapu Lapu para retirar fondos enviados a través de Western Union u otros servicios, dice la policía; recibía entre 30 y 500 dólares en cada envío.

“Sabía que Eileen hacía algo relacionado con el uso de Internet y le aconsejé que se detuviera, pero no me hizo caso”, dijo Nenita. “Creo que algunos de nuestros vecinos le pidieron ayuda a Eileen” para establecer sus propias operaciones de ciberpornografía. No dijo si había niños involucrados.

Cerca de 60 mil niños filipinos entran en el comercio sexual cada año y alrededor de 10 mil de ellos han trabajado en la pornografía en línea, de acuerdo con la Fundación Preda, que dirige un albergue para niñas víctimas de abuso. En un país donde el 25 por ciento de la población vive por debajo del umbral de la pobreza, un espectáculo frente a una cámara web puede poner comida en la mesa.

"Por supuesto que quienes lo hacen siempre utilizarán la pobreza como excusa", dijo Adelino Sitoy, alcalde de la Municipalidad de Córdoba, que incluye Ibabao. "Lo que les atrae es dinero fácil. Todo lo que tienes que hacer es decirle a sus hijos que se desnuden".

Un niño testificó en el caso Ontong el 8 de diciembre, y la próxima audiencia se espera para marzo, de acuerdo con la International Justice Mission. Una niña que se encontraba en la casa de Ontong durante los arrestos también ha testificado, pero los otros dos niños que estaban allí huyeron esa noche y no han podido ser localizados, según el NBI.

LOS AMIGOS DE EILEEN

Uno de los amigos extranjeros de Eileen, al menos a través de Internet, fue David Tallman, de 55 años de edad y retirado de la Marina de Estados Unidos y quien le envió más de siete mil 300 dólares en cuatro años; actualmente está cumpliendo una condena de 12 años en Lexington, Kentucky, tras declararse culpable de transportar pornografía infantil.

El 17 de diciembre de 2012, el USNS Laramie, embarcación de Tallman, se detuvo en Norfolk, Virginia, después de navegar por Medio Oriente y África. En el muelle le esperaban cuatro agentes del Departamento de Seguridad Nacional y del Servicio de Aduanas y Protección Fronteriza.

"Se sentó pensativo por un momento, inclinó su cabeza y admitió que había pornografía infantil en la computadora”, recuerda Paul Wolpert, un agente de Seguridad Nacional que cuestionó Tallman en la sala de personal del barco ese día.

El equipo de Wolpert tomó dos ordenadores de Tallman, tres discos duros externos y el iPhone y los llevó a las oficinas de Seguridad Nacional en el centro de Norfolk. Los investigadores encontraron cuatro mil imágenes de pornografía infantil, así como correos electrónicos y registros de Yahoo! Messenger en el que Tallman negociaba espectáculos sexuales utilizando los alias "Ronin" y "tragic_prelude".

Entre esas comunicaciones había cientos de mensajes y chats con Ontong, señaló Wolpert. Tallman también tenía un folder con los recibos de Western Union y compañías de tarjetas de crédito que detallaban su pago por imágenes y shows en vivo. A cambio de una sentencia reducida, Tallman acordó ayudar a los investigadores a atraparla.

La policía ha identificado al menos 20 personas en Estados Unidos, Reino Unido y Australia que habrían adquirido imágenes o espectáculos de Ontong.
“Poner fin a la violencia contra los niños es una cuestión urgente…
Para convertirse en una prioridad, la eliminación de la violencia contra los niños
necesita grandes cualidades políticas y un gran apoyo de la sociedad civil.”
Los adultos también deben ser usuarios de internet, conscientes y responsables y saber
dónde pueden reportar casos de pornografía infantil que fueran reportados. En el Reino
Unido, la Internet Watch Foundation, hace un seguimiento de quejas sobre material ilegal en
internet (www.iwf.org.uk). En los Estados Unidos, se puede denunciar
• la pornografía en línea en el sitio www.cybertipline.org, sitio que también es monitoreado por
el Centro Nacional de Niños Desaparecidos y Explotados. Existe un sitio web,
www.inhope.org, donde cualquier individuo puede hacer denuncias de cualquier país, en el
lenguaje de ese país. La responsabilidad de detener a los depredadores en línea es de toda la
comunidad internacional y la gente pueden hacer realmente la diferencia.