Chico acaba de conocer a chica en una red social para ligar en internet. Ella le pide su Facebook y después le propone practicar cibersexo. Él accede. Al cabo de unos minutos ella le dice que ha grabado el vídeo y le enseña que ya está colgado en YouTube en modo privado. Le dice, entonces, que tiene 20 horas para pagar 200 euros si quiere evitar que el enlace del vídeo acabe en manos de todos sus amigos de Facebook. Fin (del principio) de la historia.
Casos como el anterior se dan muy a menudo entre jóvenes de 20 a 30 años, según cuenta el fundador y director de PantallasAmigas, Jorge Flores. La organización, que trabaja por una ciudadanía digital responsable, recibe casi diariamente consultas de personas que han sido víctimas de un delito de “sextorsión” (extorsión sexual), es decir, cuando el delincuente amenaza con publicar fotografías o vídeos íntimos en las redes sociales e internet a cambio de dinero o más material de índole sexual. En 2013 registraron unos 200 casos entre España y América Latina, afirma Flores.
Además del patrón mencionado, existen distintos métodos de hacerse con el material sensible. Por un lado, la persona afectada puede haber practicado 'sexting' –esto es, el envío de imágenes de contenido sexual producido por el remitente a través del móvil–y las fotos han acabado en malas manos o en una ex pareja con ganas de venganza o deseos de dominar al otro mediante el chantaje. Por el otro, también existe la posibilidad de que, como les pasó a las celebridades de Hollywood, un hacker haya accedido a lasimágenes almacenadas en la nube, en el móvil o en el ordenador.
Una de las maneras de conseguir el material es infectando el dispositivo con un virus mediante las tácticas de ‘phishing’, explica el analista de seguridad en Kaspersky Lab, Dani Creus. El delincuente, aclara el experto, “envía un email con un enlace que pretende ser una oferta y cuando la víctima pincha se descarga el ‘malware’ en el ordenador, con lo que el criminal podrá acceder a todos los archivos así como activar y desactivar la webcam a su voluntad”.
Ante todo, sentido común
Para prevenir estas situaciones, Creus y Flores coinciden en apelar a la consciencia y al sentido común. “Si nos gusta hacernos este tipo de fotos, guardémoslas en un disco duro externo y cifrado, donde nadie pueda tener acceso y no abramos enlaces de correos cuyo remitente desconozcamos”, recomienda el primero. También conviene, añade, “tener una herramienta de seguridad que pueda avisarte de si alguien está usando tu webcam o si estás entrando en una página web infectada con código malicioso”.
“El problema es que la gente no es consciente de lo fácil que es hacer daño a través de internet –comenta el segundo–. Yo diría que lo más eficaz, si se quiere practicar cibersexo o sexting, es que no se te reconozca en las imágenes”.
Por otro lado, el responsable de PantallasAmigas aconseja a las víctimas seguir algunos pasos, recogidos más detalladamente en su decálogo de actuación: “Guardar las pruebas del chantaje, no ceder, cortar la comunicación y denunciar a la policía”. El último paso es uno de los más difíciles de dar, según explica Flores, porque “la persona se avergüenza de lo ocurrido y quiere olvidarse lo antes posible”.
Cabe resaltar, no obstante, que la ley ampara a las víctimas. Solo el hecho de publicar las imágenes sin el consentimiento de la otra persona ya es un delito contra la intimidad y está tipificado en la reforma del Código Penal.