Un mapa realizado con datos de Unicef demuestra que los niños de México, Brasil, Colombia, Perú y Argentina son los más afectados por los extranjeros que hacen uso de la prostitución de menores
El mapa es claro. Cuatro países sudamericanos y México destacan a nivel mundial por la cantidad de niños víctimas del turismo sexual.
Unicef calcula que alrededor de 1,8 millones de niños y niñas sufren la explotación sexual en todo el mundo, aunque tanto esta organización como la principal red de lucha contra este flagelo, Ecpat International, reconocen que trabajan en función de aproximaciones y extrapolaciones.
Ambas entidades afirman que la mayoría de los turistas que recurren a la prostitución infantil son ocasionales, porque no van expresamente en su búsqueda. "Simplemente se encuentran con disponibilidad de estos niños y se aprovechan de ello", asegura Selma Fernández, responsable del Programa de Prevención de la Explotación sexual Comercial Infantil de la red Ecpat International.
En algunos países es fácil y barato, e incluso ropa y comida son intercambiados por sexo. Y aunque al mismo tiempo Ecpat señala que este fenómeno puede producirse en cualquier lugar y contexto, la pobreza y la desigualdad son factores clave para su concreción.
Dentro de este contexto, las dos organizaciones denuncian que cada vez son más los ciudadanos de Europa, Estados Unidos y Canadá que aprovechan la vulnerabilidad de niños en Centro y Sudamérica, con especial interés en México, Brasil, Colombia, Perú y Argentina.
La dificultad para abordar esta grave problemática se debe en parte a que muchos Estados lo ocultan, y por eso no hay estadísticas homogéneas. "Al tratarse de una actividad ilegal no reconocida como un problema en algunas culturas o países, sumado a su invisibilidad, hace que se desconozca el verdadero alcance y naturaleza del fenómeno", agrega Fernández.
Sin embargo, Ecpat indica que diversos estudios parecen indicar que, lejos de disminuir, la tendencia es creciente. Porque a pesar de que algunas medidas y campañas están dando resultado, como sucede en Tailandia, uno de los destinos predilectos para el turismo sexual infantil, los países cercanos aprovechan para tomar el relevo, como hacen Camboya o Vietnam.
¿Una solución?
Una de las líneas de trabajo para erradicar esta práctica es el Código de Conducta que más de 1.000 actores turísticos del mundo (aerolíneas, agentes de viaje y hoteles, entre otros) han firmado.
Este documento los compromete a luchar de forma activa contra la prostitución infantil en estos sentidos: "Establecer una política ética corporativa contra la explotación sexual comercial de niños, niñas y adolescentes; formar a su personal tanto en el país de origen como en los países de destino; introducir una cláusula en los contratos con proveedores estableciendo el rechazo común de la explotación sexual comercial de niños, niñas y adolescentes; proporcionar información a los usuarios (turistas) por medio de catálogos, folletos, videos durante los vuelos, etiquetas en los billetes, páginas web; proporcionar información a los agentes locales clave en cada destino; e informar anualmente sobre la implementación de estos puntos".
Uno de los buenos ejemplos es el de los policías turísticos de la República Dominicana. Con su cooperación y la de los agentes hoteleros, en el país caribeño se ha logrado que sea casi imposible ver a un adulto entrando con un menor sin parentesco a un hotel sin que salten las alarmas, según publica el periódico El País.
Sin embargo, un informe de Ecpat de 2008 que la organización asegura que todavía está en vigor admite que son muy pocos los turistas sexuales ocasionales detenidos, juzgados y condenados. "Esto tal vez sea porque generalmente no producen imágenes del abuso perpetrado ni recurren a medios extremos para practicar el turismo sexual con niños y adolescentes, como comunicarse con redes de pedófilos o intercambiar pornografía", señala Lorena Cobas, responsable de emergencias del comité español de la agencia de la ONU para la infancia.
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